Saltar al contenido

¡Regreso a Rusia, por fin!

Mi entrada debería poneros al día sobre el desastroso verano y otoño que he pasado. Apenas salí de la cama. He encadenado resfriado tras resfriado. Muchísimas buenas intenciones han tenido que ser aplazadas y otras temporalmente suspendidas. Entre ellos estaba el estreno de mi nueva página web, que algunos ya habéis encontrado por buscadores (porque está publicada una versión de pruebas). ¡Pronto la haré pública formalmente y completada!

Pero lo peor que pasé estos meses fue la enorme tristeza que sentía al llevar ya 4 años sin poder reunirme con mis seres queridos, sin abrazar a mi gatito, sin pasear con mis amigas, sin poder probar platos típicos y exclusivos de la gastronomía de mi país… En definitiva, por las entrañables fechas navideñas decidí hacer este regreso.

Sí, la nieve es de las cosas que más he añorado. El frío no tanto.

Y a todas las emociones de este regreso, tengo una muy especial. El haberme reunido por fin personalmente con Natasha Kazarova, quien desde que me mudé ha estado escribiéndome y charlando casi a diario conmigo. Ha sido uno de mis apoyos morales más grandes, además de una excelente profesora de crochet.

El otro día hicimos este breve paseo comentando una curiosidad que muchos de los que no habitáis en lugares fríos sabréis. Para hacer muñecos de nieve, la nieve debe cuajar en un término perfecto. Si no hace suficiente frío, se derrite. Si hace mucho frío, se vuelve dura (hielo) y no hay manera de usarla.

Os sigo contando en breve. Me siento muy feliz y con muchas ganas de compartir estos preciosos lugares que estamos visitando. ¡Gracias a todos!

Publicado enBlogFacebook-InstagramYouTube