Ha costado. Pero por fin el animal del que hablaba hace unas semanas se encuentra mucho más estable. Pocas veces se encuentran animalitos tan buenos y nobles como este, que duerme a mi lado y hace la guardia nocturna (y diurna) permanentemente. No se separa de mí en ningún momento, y cuando tengo que salir de casa, le escucho a través de la puerta maullar y llamándome.
Entiendo que haya gente que siga pensando que es símplemente un gato. Pero para mí es mucho más que eso. No reemplazará a mi gatito de Rusia pero es tan cariñoso que ha sabido conquistarme. Y sé que puede que sea un problema desplazarme con él en el futuro, pero al mirar sus ojitos y escucharlo ronronear, sé que tomé la decisión acertada al adoptarlo.
A veces también lo llamo «bebé». Voy a llamar a mi familia para decirle que ahora tengo un bebé, a ver cómo reaccionan…