En vísperas de San Valentín, esa fecha tan odiada por muchos (y tan querida por los más afortunados), yo he querido aprovechar para contar sobre mi escasa fortuna. Sí, ya lo hemos dicho muchas otras veces pero hoy podemos adornarlo tirando el té en la cama, siendo testigos de cómo mi gatito me manipula u observando cómo la charla se desvirtúa hasta ponerse a hablar de economía e inversiones… ¿qué estoy diciendo?
Dos historias que ya son muy recurrentes, pero conviene recordar. Porque se repiten. Vuelven a suceder. Y en muchas ocasiones mucha otra gente me comentó sentirse identificado. Son, en mi caso, los casos de desamor que tenemos que tener en cuenta como la referencia del desastre.
Como conclusión hoy, déjame decirte algo. En las buenas relaciones merece la pena esforzarse y sacar lo mejor. Pero cuando haya síntomas como lo que yo hoy he contado, mejor soltarlo cuanto antes. ¡Créeme!
Muchísimas gracias a los que habéis venido hoy a participar y colaborar. ¡Espero veros también el martes!